jueves, 3 de marzo de 2011

...abrazos gratis...free hugs...

Comentaba en otra entrada la importancia de los pequeños detalles en nuestra vidas. Unos detalles que apenas damos importancia, unos detalles tan insignificantes como vitales para muchas personas. Detalles a los que se aferran como si se tratara de un clavo ardiendo algunos sujetos.

No nos damos cuenta de esos detalles, o simplemente por acto reflejo no reparamos en ellos... Creemos erróneamente que siempre estarán ahí... sobre todo cuando estamos bajos de moral, cuando mas necesitamos de apoyos y, es aquí, cuando unas simples palabras cargadas de amor no son suficientes, cuando realmente sentimos el tremendo vacío que nos agarrota y nos debilita. La ausencia de estos detalles son nuestra criptonita particular. 



Todos tenemos nuestra criptonita particular... la de algunas personas daña mas que la de otras... pero el dolor es igual de profundo, es igual de penetrante, es igual de intenso, es igual de insoportable... Es cierto que no somos superhéroes... pero dios sabe cuantas veces hemos intentado volar con nuestra capa para librarnos de los quebraderos de cabeza... o disponer de una capa de invisibilidad para que los problemas pasaran de largo... o más sencillo aún si cabe... disponer de una varita con la que convertir los momentos de bajón en momentos revitalizantes y que desborden alegría. No somos superhéroes, pero más de un@ se viste como tal cada día... porque a pesar de no sentirse 100% seguro se sabe victorioso... se ve con fuerza suficiente como para afrontar un día más. Es consciente de que los problemas, conflictos, disputas, tristezas, decepciones, desamores, broncas... seguirán estando ahí. Para qué engañarse. Sin embargo, también sabe que guarda un as en la manga, sabe que contará con el apoyo de los suyos... sabe que esos apoyos jamás faltaran y sabe también que esos pequeños detalles... por pequeños que sean... estarán allí esperándole en la puerta sin necesidad de perdirlos.

Quizá alguien piense que no disponga de ningún apoyo, de un hombro en el que llorar. De una colchoneta para impulsarse y encarar el largo recorrido que aún le queda por delante. La vida nos pone en situaciones difíciles pero también nos da tregua. Cuando parece que nos vamos a ahogar en este mar bravo, cuando las olas golpean mas que nunca, nunca los rayos nos atemorizan, cuando ningún faro nos ilumina el camino, cuando ni siquiera la luna nos guía en nuestra senda particular, cuando nada parece tener sentido... siempre, siempre, siempre y eternamente siempre... habrá alguien dispuesto a no dejarte perecer en ese mar de dudas... siempre habrá alguien dispuesto a echarte un salvavidas. Siempre hay y habrá un/una socorrista (buenorr@ o no) que se quita o quitará la camiseta y no dudará ni un segundo en zambullirse en un agua turbia sólo para rescatarte de tu naufragio. Naufragar no es malo... lo malo es naufragar y no saber como mantenerse a flote en este mar muerto.

Los pequeños detalles diarios nos mantienen vivos... ¿Para qué esperar toda una vida anhelando algo lejano? Sí... algún día llegará... eso está claro... o tal vez no... pero pongamos que llegara... ¿cuánto tiempo hemos perdido por el camino? ¿Cuántos momentos hemos dejado de vivir? ¿Cuántas sonrisas hemos dejado de esbozar? ¿Cuántos momentos nos han dejado sin respiración? Esperamos eternamente algo. Coleccionamos fracasos, nunca victorias. Nos encanta magnificar un fracaso, una derrota.... Vanagloriamos y olvidamos muy deprisa los éxitos... nos miramos el ombligo cuando las cosas van bien y lo peor de ésto es que nos dejamos persuadir por esos cantos de sirenas de los demás... pero tener en cuenta que esas sirenas igual no son tan dulces como sus cantos... porque pueden que en este mar que es la vida estén allí para respirar por ti si hace falta... pero si la situación se tuerce quizá se vayan... y tened por seguro que no te dejarán ni un triste flotador. Lo peor es que no te ahogaras en un mar salado... sino en un charco de lágrimas amargas. 



Pero en tierra también encontramos a socorristas dispuestos a salvarte de un mal día. Seguramente más de uno pensó que ese loco que portaba un cartel en el que se leía nítidamente FREE HUGS no era mas que un colgado con unas ideas de loco. ¿Regalar abrazos en la vía publica? ¡De locos¡ Una genialidad original pensarían otros. Hay que ver las veces que locura y genialidad confluyen en la misma situación, ¿verdad? En cualquier caso, ese loco o ese genio, seguramente con tan sólo un cartel y muchas ganas de animarte, de hacernos ver que esta realidad en la que vivimos y que esta falsa felicidad que nos inunda no es mas que una fugaz sensación que se evapora fácilmente. Nos anima a ser como él. A valorar los pequeños detalles. A ser mas amables y agradables con los demás para conseguir que la vida sea mas llevadera.

¿Realmente estamos tan vacíos? Apreciamos un simple abrazo como si fuera novedad, cuando no tendría que serlo. Nos sorprende este tipo de iniciativas... tal vez porque sabemos que no deberían de existir. Particularmente me sigue gustando mucho que me hagan callar con un beso, que me den ese abrazo que tanto necesito y que mis ojos cansados y tristes piden a gritos pero que mi garganta muda jamás suplicaría. Aún me emocionan los momentos en los que un pequeño obsequió nos hace emocionarnos, nos hace exaltar nuestros sentimientos. Adoro los instantes en los que el mundo parece pararse cuando dos miradas se juntan y como si se conocieran de toda la vida se trasmiten mutuamente una calidez y una confianza que te recargan las pilas para toda la semana. No dejo de disfrutar cuando unos brazos sinceros te abarcan en tu totalidad mientras los segundos se convierten en minutos y un escalofrío te recorre todo tu cuerpo. Nunca dejará de agradarme que al llegar a casa/al trabajo/a clase me reciban con un buenas noches/días/tardes acompañado de una sonrisa inmensa... tan inmensa que disipe este mar de dudas diario.

Porque en definitiva, podemos tener altibajos en esta montaña rusa que es la vida, sí, pero tampoco olvidemos que no todo está todo tan mal como pensamos porque seguramente si nos diésemos cuenta mas a menudo de los pequeños detalles que nos rodean seriamos mas felices o cuanto menos mitigaría los momentos mas aciagos que nos ofrece este mar embravecido. Ningún temporal que se nos presente delante podrá hacernos caer, tenedlo en cuenta... porque siempre habrá alguien dispuesto a subirte a su barca y que te permita continuar flotando... algunas veces flotarás con mar en calma otras veces con marejada... pero en cualquier caso sabiendo esquivar los cañonazos de esos piratas que nos quieren robar nuestro tesoro mas preciado en este mundo... nuestra felicidad! =)


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